Leemos la Palabra y contemplamos la imagen de N. S. de Luján. (Ver imagen ¡Somos de la Virgen nomás! en la galería al final de la publicación).
María, mujer enamamorada.
Mi amado a bajado a su jardín, a los canteros perfumados, para apacentar su rebaño en los jardines para recorger lirios. ¡Mi amado es para mi, y yo soy para mi amado, que apacienta su rebaño entre los lirios!
¡Eres bella, amiga mía, como Tirsa, hermosa como Jerusalén! (Ct 6, 2-4)
Te dejamos una meditación que podés leerla en PDF o escucharla con el audio.
Finalmente, nos consagramos rezando, como familia diocesana, nuestra oración a la Virgencita. (Ver imagen Oración de Consagración en la galería al final de la publicación)